Cloro, Lamberto Sanfelice (Italia, 2015)
World Cinema Dramatic Competition
En la categoría World Cinema de la competición oficial del próximo festival de cine de Sundance encontramos doce películas que lucharán por el prestigioso Premio del Jurado. A continuación repasamos esa docena de propuestas de las que, seguro, saldrán algunos de los filmes internacionales más atractivos del panorama independiente.
El primer título que aparece, por orden alfabético, es el de Cloro. Cinta italiana del realizador Lamberto Sanfelice, que se estrena en el largo tras su cortometraje Il fischietto (2012), y que narra la historia de una adolescente de 17 años, Jenny. Una joven con una meta muy definida: dedicarse profesionalmente a la natación sincronizada. Sin embargo, la materialización de su sueño se verá comprometida por la repentina muerte de su madre. En ese momento toda su vida da un brusco giro, al tener que hacer frente a la responsabilidad de una etapa adulta que le llega sin aviso y de forma prematura, y, sobre todo, al tener que mudarse a un pueblo de montaña donde comenzará a plantearse los motivos de su existencia y la importancia de dedicarse a aquello que siempre había deseado.
El canadiense François Delisle vuelve a llevarnos a las vertientes más dramáticas de la superación personal por una pérdida. Del mismo modo que sus anteriores películas hablaban de la necesidad de seguir con la vida tras un hecho desafortunado, como The Meteor (2013), que trata sobre los cambios a los que se enfrenta una mujer cuyo marido ha ingresado en prisión, o Twice a Woman (2010) que, siguiendo con el drama del matrimonio, explora la necesidad de una mujer de cambiar de vida tras sufrir un brutal episodio de violencia doméstica. En esta ocasión, con Chorus, el director cambia de perspectiva. Aunque mantiene el protagonismo en la figura femenina, decide abordar la cinta, no desde el punto de vista de la mujer/madre, sino desde la pareja como conjunto. Una pareja separada se reencuentra cuando las autoridades la avisan de que han encontrado el cadáver de su hija desaparecida. Nuevo ejemplo de superación de un momento vital penoso, que lleva a la expareja a replantearse su completa existencia y la importancia de aceptar los errores y las malas decisiones que adoptaron en el pasado.
Tras ser muy bien recibida en el festival internacional de Galway, Glassland será presentada por el director y guionista Gerard Barrett en Sundance. Barrett ya nos deleitó hace un año con la sensacional Pilgrim Hill (2013). Rodada de forma íntegra durante un fin de semana, y con un presupuesto de 4.500 euros, mostró las vicisitudes existenciales de un granjero de mediana edad, quien tuvo que aprender a valérselas en un mundo que no parece igual de justo para todos. En esta ocasión, el irlandés nos trae una historia algo más truculenta, en la que podremos encontrar varios rostros conocidos, de entre los que destacan la fantástica Toni Collette (Little Miss Sunshine, 2006) y una de las jóvenes promesas irlandesas, Jack Reynor (What Richard Did, 2012). Este último representará a un joven taxista que, tratando de ayudar a su madre a superar la adicción al alcohol, se verá envuelto en el lamentable tráfico de personas. Oscuro drama que nos llevará hacia los límites de la depresión y el alcoholismo.
Anne Sewitsky también presentará nueva película en Utah. La directora noruega, siempre decidida a mostrar la cara oculta de un amor por descubrir, ese amor al que todos llaman “verdadero” pero que sólo unos pocos son capaces de encontrar, lleva a cabo, con Homesick (De nærmeste), un nuevo esfuerzo por plantear una perspectiva original sobre los lazos afectivos y familiares. Del mismo modo que Kaja, en Happy, Happy (2010), encontró una nueva forma de amar —a sí misma y a los demás— gracias al nuevo concepto de felicidad que descubrió por medio de sus recién mudados vecinos, quienes la hicieron darse cuenta de que la felicidad implica mucho más que el simple conformismo; o Anne se enfrentaba impertérrita a sus compañeros de clase tras conocer el primer amor, en Totally True Love, 2011; Charlotte y Henrik, dos hermanos de 27 y 35 años que no se habían visto nunca, tendrán que descubrir lo que significa el amor entre ellos, quienes, en principio, no son más que dos meros desconocidos.
Representando a Turquía estará Tolga Karaçelik. Su película Ivy promete despertar el interés del público más aficionado al género de aventuras en alta mar. Por los pocos detalles que han trascendido, parece que seguirá las vicisitudes de un grupo de seis hombres atrapados en un barco con destino a Egipto. Historia de supervivencia que ha logrado meterse en la sección oficial de este prestigioso festival.
Los productores que nos trajeron la sensacional Snowtown presentarán el mes próximo en Sundance Partisan. Dirigida por el australiano Ariel Kleiman, que debuta en el largometraje tras el éxito de su corto Deeper Than Yesterday (2010), la cinta ha contado con la participación del icónico Vincent Cassel. El francés, que es sin lugar a dudas todo un reclamo de taquilla, dará vida en esta ocasión al líder de una secta que atrae tanto a niños como a sus madres, para apartarlos de la realidad exterior y poder moldearlos a su antojo. El proyecto de Gregori parece avanzar estupendamente gracias a su capacidad para anular el instinto de sublevación de unos habitantes para quienes la única verdad es la que les han inculcado entre las paredes del recinto comunitario. Sin embargo, un día, uno de esos niños decidirá alzarse contra las enseñanzas del mentor. Crítica a los sistemas opresores y a la manipulación informativa en esta primera aportación aussie a un certamen que contará con dos películas australianas.
Tali Shalom Ezer mostró en 2008, con su cinta Surrogate, los problemas personales e íntimos que puede acarrear el guardar en secreto ciertos detalles comprometidos de la infancia, dejando que estos vayan corrompiendo nuestro interior e impidiéndoles salir a la superficie para que puedan ser compartidos, discutidos y, por fin, aceptados como parte de nosotros sin vergüenza o culpabilidad. Seis años después de aquella elegante y delicada película, el director israelí nos presenta el foco original de aquellos problemas gracias a Princess, trasladándose a la infancia mediante la historia de Adar, una niña de 12 años en su camino hacia la adolescencia a través de un entorno muy pernicioso ocasionado por un padrastro enfermo y terrorífico. Los problemas educacionales se muestran tanto de forma directa, con una figura paterna que abusa de su hijastra a la menor oportunidad, como de forma indirecta, con una madre tan obsesionada con su trabajo que no tiene tiempo de conocer a la persona a quien confía ciegamente a su hija mientras está ausente. Tratando de escapar de un entorno tan nocivo, la joven se aferrará a su nuevo amigo, Alan, un imaginativo niño que la guiará en un nuevo y desconocido mundo, mezcla de fantasía y realidad, para ayudarla a enfrentarse a sus problemas.
La participación brasileña llegará de la mano de la directora y guionista Anna Muylaert. Su película Que Horas Ela Volta? (The Second Mother) narra la historia de Val, una joven madre que tuvo que dejar a su hija recién nacida, Jéssica, con su abuelo en Pernambuco para poder ir a trabajar a Sao Paulo. Trece años después, Val ha encontrado la estabilidad económica que deseaba y un trabajo que le gusta, ocupándose de las tareas del hogar de una familia adinerada que la ha acogido como un miembro más. Encargada del cuidado del hijo menor, Fabinho, la mujer no puede evitar sentirse culpable por no haber sido capaz de hacerse cargo de su propia hija, hasta que un día, Jéssica se pondrá en contacto con su ausente madre para pedirle si puede pasar un tiempo con ella en Sao Paulo, aprovechando que tiene que realizar el examen de acceso a la universidad. La llegada de la adolescente dará un giro completo a la tranquila vida de Val, que se encontrará en medio de una hija temperamental a la que no había visto desde que se marchó, y una familia a la que ya considera como propia.
Otro de los grandes ídolos de masas que gusta, de cuando en cuando, participar con proyectos minoritarios y de bajo presupuesto es Michael Fassbender. Al igual que hizo el año pasado apareciendo (más o menos) en la película irlandesa Frank, el numen de Steve McQueen volverá a participar este año en una película independiente: Slow West, del director debutante John Maclean, con quien ya había colaborado en anteriores ocasiones en algún cortometraje. El filme nos sitúa en el siglo XIX, y seguirá las aventuras de un adolescente, Jay, en su periplo desde Escocia hasta Colorado para encontrarse con la mujer que ama. No tardará en darse cuenta de que el desierto estadounidense no destaca por ser un lugar encantador donde todo el mundo está a salvo de realizar escapadas románticas. Fassbender se marcha a Nueva Zelanda para representar a un singular y misterioso protector a sueldo en este western que comienza a crear bastante expectación.
Strangerland supondrá el debut en la dirección de la australiana Kim Farrant, quien no podría empezar con mejor pie en la industria cinematográfica. Lo cierto es que el reparto de su próxima película ya le garantiza el éxito de taquilla; lideran el elenco Nicole Kidman (Stoker), Hugo Weaving (Capitán América) y Joseph Fiennes (Shakespeare in Love). El filme se presenta como un trepidante thriller de intriga que nos mostrará a una desesperada pareja dispuesta a averiguar, por todos los medios, qué le ha pasado a sus dos hijos desaparecidos durante una tormenta de arena en las secciones más inhóspitas del desierto australiano. Un ejemplo de cómo la justicia puede llegar a pasar de la ley al pueblo, con resultados catastróficos, mediante los rumores que circulan volublemente de boca en boca.
Y representando a Lituania, por primera vez en su historia, en el festival de Sundance encontramos a Alanté Kavaïté y su cinta, The Summer of Sangaile, que será proyectada el primer día de festival. Sangaile es una adolescente de 17 años a la que le encantan los aviones de acrobacias. Sin embargo su fobia a las alturas le impide tan siquiera acercarse a una maqueta. En un show aeronáutico de verano, Sangaile conoce a Auste, una chica de su edad con la que comienza a intimar mientras afloran en ellas sentimientos desconocidos. La protagonista verá en su nuevo amor el apoyo que siempre había necesitado para afrontar sus temores y replantearse sus planes de vida.
Por último, desde la India, encontramos el filme Umrika, de Prashant Nair (Delhi in a Day). El director plantea una historia muy conocida por sus compatriotas, la de la ruptura del sueño americano, eterna quimera perseguida por numerosas generaciones. En esta ocasión, el enfoque será desde la perspectiva de los familiares que, intranquilos, quedan esperando noticias satisfactorias del emigrante salvador. Sin embargo, cuando el hermano de un joven que marchó a Umrika (América en hindi) se entera de la desaparición de éste, tratará de ocultar por todos los medios la funesta noticia a su madre, para evitar que sufra un ataque al corazón. Una propuesta muy cercana y personal, al igual que el resto de sus competidoras, que un año más demostrarán que el buen cine puede llevarse a cabo sin la necesidad de hacer inversiones de dinero desorbitadas.
Supervivencia a prueba de bombas
crítica a Invencible (Unbroken, Angelina Jolie, Estados Unidos, 2014) / ★★★.
La de Louis Zamperini ha sido, desde luego, una de esas apasionantes vidas que merecían ser contadas al mundo, no solo porque su figura ejemplifica valores hoy tan olvidados como el afán de superación, una fuerza y valor inquebrantables y eterna fidelidad a sus principios, sino porque su atribulada existencia contó con todos los ingredientes necesarios para poner en pie una de esas películas épicas e inspiradoras tan del gusto de Hollywood. La escritora Laura Hillenbraund, autora del éxito de ventas del que salió Seabiscuit (Gary Ross, 2003), fue la encargada de escribir la biografía de este hijo de una humilde familia de inmigrantes italianos de Nueva York que, tras encontrar el rumbo en su vida gracias al atletismo, llegando a competir junto al Equipo Olímpico de EE.UU. en Berlín durante la Alemania nazi, vivió en sus propias carnes los horrores de la guerra cuando se alistó para luchar en la Segunda Guerra Mundial y el bombardero donde volaba se estrelló en el océano Pacífico. Tras permanecer 47 días en alta mar, fue apresado por los japoneses y llevado a un campo de concentración donde sufrió continuadas torturas por parte del sádico oficial Watanabe “El pájaro”, que le convirtió en el foco de su frustración, aunque jamás logró que Zamperini perdiera su dignidad. Esta poderosa historia le ha servido a Angelina Jolie para embarcarse en su segundo trabajo tras las cámaras después de su notable (y no exento de polémica) debut con En tierra de sangre y miel (2011), intenso romance con el conflicto de los Balcanes como telón de fondo, con el que llegó a competir por el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa. Las expectativas hacia este nuevo paso adelante en el campo de la dirección de la actriz eran bien altas y éstas se cumplen con algunas reservas.
Invencible, pese a su modesto (para una producción de estas características) presupuesto de 65 millones de dólares, nos revela a una realizadora que sabe manejar muy bien el gran espectáculo en pantalla, así como es capaz de conferirle a su peripecia un agradecible aliento clásico del que pocos directores continúan haciendo gala, con claros ecos al cine de Eastwood y, sobre todo, Spielberg. La película se abre con un espectacular combate aéreo en donde el espectador se mete de lleno en el interior del bombardero de los protagonistas y es testigo de sus trepidantes hazañas en medio de un cielo convertido en un campo de minas. Prodigiosamente planificado y con unos efectos especiales sobresalientes, al servicio de la historia, un inicio tan potente deja el listón demasiado alto para que el resto del conjunto pueda mantener semejante nivel. Jolie triunfa, desde luego, en el apartado técnico de su cinta, confiando la música a Alexandre Desplat –que este año triunfa también con su banda sonora de The Imitation Game– y la fotografía a Roger Deakins, habitual del cine de los hermanos Coen y responsable, por ejemplo del asombroso acabado visual de El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Andrew Dominik, 2007). En su afán de rodearse de los mejores, Jolie cuenta con un guión escrito conjuntamente por los Coen y Richard LaGravenese, nada más y nada menos que el hombre que estuvo tras el libreto de la maravillosa Los puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995). El filme intercala las peripecias del protagonista en medio del conflicto bélico con los flashbacks de su infancia y adolescencia, sus relaciones familiares y sus primeras victorias en el mundo del deporte. Ya sabemos lo que le gusta a los americanos un héroe de guerra o un campeón olímpico, así que un personaje como Zamperini, que reúne ambos requisitos, tiene todas las papeletas para lograr emocionar hasta las lágrimas a buena parte de la audiencia con sus tortuosas vivencias. Y es ahí donde Invencible encuentra su talón de Aquiles. Jolie, que ya había demostrado cierta propensión a no ocultar los horrores de la guerra en su primera película, nos muestra todas las penurias de su héroe, regodeándose más minutos de lo necesario en las terribles torturas y vejaciones a las que fue sometido durante su cautiverio, en un acto de sadismo similar a los mostrados en películas como La pasión de Cristo (Mel Gibson, 2004) –muy significativa la escena del protagonista sosteniendo un pesado madero sobre sus hombros– o 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013), cuyo villano, representado por el magistral Michael Fassbender, tenía muchos puntos en común con el malvado oficial japonés de Invencible. En un intento por transmitir todo el dolor del personaje central, el guión comete la torpeza de que ciertos momentos, por excesivos, casi caigan en la comedia involuntaria –esa fila interminable de soldados guardando turno para golpear el rostro del protagonista no anda lejos del memorable gag de Aterriza como puedas (Jim Abrahams, David Zucker, Jerry Zucker, 1980) en el que toda la tripulación pegaba a una pasajera histérica para calmarla–, logrando justamente el efecto contrario del buscado: que el público termine insensibilizándose, en un momento dado, de tanta violencia explícita.
Lady Rihanna conquista Suecia
Palmarés de la XXV edición del Festival de Estocolmo.
Se vuelve a repetir la historia en la capital sueca. Pese a que la Sección Oficial tenía entre sus participantes filmes que lucharán con fuerza por el Óscar en febrero, ha sido una propuesta casi minúscula la que se ha llevado el prestigioso Bronshästen (Caballo de Bronce). Hablamos de Girlhood (Bande des filles), que, desde su presentación en la Quincena de los Realizadores de Cannes, ha ido conquistando de forma casi silenciosa todos los festivales del universo cinematográfico. Su última escala, por cierto, fue en el SEFF que también pasó con nota. Días antes relevaría a The Selfish Giant en el palmarés de un certamen cada vez más relevante dentro de un dilatado mes de eventos en el viejo continente. «En este debut, la cineasta ha mostrado una nueva mirada a los personajes y entornos que no hemos visto antes. Hay una emoción existencial en ver la intersección de las necesidades humanas básicas, y un desciframiento de comportamientos de la juventud europea de consecuencias impactantes», apostillaban las motivaciones del jurado en la elección de la nueva obra de Céline Sciamma. Gran triunfo y gran espaldarazo para uno de los trabajos que más acercará a crítica y público este 2014. Algo que también puede ocurrir con la interesante At girl at my door, cinta surcoreana sobre una curiosa venganza que también ha pasado con tino por diversos festivales, entre ellos, el de Locarno. En Estocolmo se ha llevado el premio al mejor debut. En el listado de premiados aparecen nombres como Saverio Costanzo, Nima Javidi —que esta semana estrena en Gijón Melbourne— y Carlos Marques-Marcet, demostrando este último el inmenso recorrido de su 10.000 km. Se cierra una nueva entrega del gran festival de Suecia, con permiso de Göteborg, con la glamurosa presencia de Uma Thurman, un nuevo éxito de público —142.000 espectadores— y un palmarés pleno en cintas sugerentes que demuestran la excelente salud del Film Stockholm Festival. A continuación, la relación de vencedores.
25 FILM STOCKHOLM FESTIVAL
■ Mejor película: Bande des filles (Girlhood), de Céline Sciamma (Francia).
■ Mejor ópera prima: At girl at my door, de July Jung (Corea del Sur).
■ Mejor guion: Melbourne, de Nima Javidi (Irán).
■ Mejor Actriz: Jasna Zalica, por These Are Rules (Croacia).
■ Mejor Actor: Emir Hadzihafizbegovic, por These Are Rules (Croacia).
■ Mejor Fotografía: Crystel Fournier, por Bande des Filles y These are Rules.
■ Mejor Música: The Goob (Reino Unido).
■ Mejor Cortometraje: The Chicken, de Una Gunjak (Bosnia).
■ Premio FIPRESCI: Hungry Hearts, de Saverio Costanzo (Italia).
■ Premio Telia: 10.000 Km, de Carlos Marques-Marcet (España).
■ Premio del Público: Mommy, de Xavier Dolan (Canadá).
■ Premio Visionario del 2014: Roy Andersson (director, Suecia).
■ Premio honorífico por su contribución al cine: Uma Thurman (actriz, Estados Unidos).
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